Ni el republicanismo decimonónico ni la doctrina comunista tienen respuestas para los retos de hoy
Por: RAFAEL ROJAS
Fuente: El país España
En la segunda década del siglo XXI, la sociedad cubana, cada vez más globalizada y heterogénea, sigue estando regida por una Constitución que en sus artículos 5º y 39º establece, como ideología de Estado, el marxismo-leninismo y el "ideario martiano". Un país cuyo orden social se vuelve cada vez más multicultural, como cualquiera del planeta, es gobernado desde las premisas ideológicas del republicanismo decimonónico de José Martí y del marxismo-leninismo más ortodoxo que conoció el siglo XX: aquel que se armó doctrinalmente durante la Unión Soviética de Stalin y que colapsó, en la teoría y en la práctica, desde 1989.
Muy pocos países del mundo establecen en sus cartas magnas el principio constitucional de una ideología de Estado. De hecho, fuera de las teocracias islámicas, los únicos que lo hacen son los cinco países comunistas que quedan en el planeta: China, Corea del Norte, Vietnam, Laos y Cuba.
En China, por ejemplo, el Partido Comunista asume como ideología oficial, rectora de la educación y la cultura, el pensamiento marxista-leninista-maoísta, el cual presupone que lo que Mao aportó a dicha doctrina "sintetiza", a su vez, tradiciones filosóficas, religiosas, políticas y jurídicas nacionales y milenarias, que se remontan a las Analectas de Confucio y el Tao Te Ching de Lao Tsé.
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