Si alcanzas a mirar a través de los ojos de esa mujer que aún va siguiéndote los pasos, te verás cuando duermes las fiebres que sudaste, o degustando las comidas que ella adereza para ti.
Si logras penetrar en el alma de esa mujer que envejece entre achaques, te hallarás tú en el centro seguro y confortable, a la sombra de su devoción y su vigilia.
Si llegas a adentrarte en el corazón de esa mujer que apuntala tu casa y abona tus raíces, sabrás que eres el pulso y el latido que hincha sus venas hasta el dolor y la alegría de una maternidad que nunca acaba.
continuar......
viernes, 15 de mayo de 2009
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